23 abril 2007

A PROPÓSITO DEL TERREMOTO DE ANCUD

Nadie puede pronosticar con relativa certeza y base real y lógica un desastre natural como los terremotos, marejadas violentas, maremotos y tsunami. La ciencia no ha podido aún establecer con precisión estos fenómenos de la naturaleza. Y para más desgracia, esto se hace extremadamente difícil en un país sísmico como Chile, donde tiembla todos los días con diferentes intensidades en casi todo el territorio geográfico nacional, y donde por la increible pero cierta falta de visión de los gobiernos y del Estado no se ha invertido ni se invierte en investigación y prevención ante este tipo de catástrofes como debería ser de acuerdo a nuestras características país.
 
Sin embargo, si debemos criticar con el mayor rigor, cuestiones básicas que debieran atenderse sin tener que esperar una catástrofe natural imprevisible. Y me refiero a aquellas necesidades regionales que han quedado en evidencia luego del terremoto de Ancud y donde la Presidenta Michelle Bachelet, anunció como medidas a tomar con posterioridad al desastre: "(...) tener médico y ambulancia permanente, más insumos farmacológicos y un generador para la Posta...(...) un generador para el retén de Carabineros, (...) "
 
Me parece no sólo impresentable, insólito e inaceptable, que cuestiones tan domésticas sean planteadas como medidas ante la emergencia, máxime cuando la propia mandataria fue Ministra de Salud y ha planteado como "nuevo estilo de gobierno el contacto con la gente". Creo que en estas respuestas gubenamentales estriba la diferencia entre ser presidente de un país y ser estadista. Y no se dijo una sola palabra de reponer los equipos sismológicos perdidos durante el desastre ni de dotar de mayores recursos al Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN) y la Universidad de Chile que atienden estas cuestiones de vital importancia para el país y de cuyos datos dependen la tranquilidad de la población en la región y en todo el territorio.