Candidaturas Presidenciales: ¿Debate y elecciones para qué?

En política no existen las casualidades. Por eso no podría ser "más oportuna" la encuesta del CEP que marca una baja de 6 puntos en la adhesión de Michelle Bachelet. Sólo Tomas Hirsh ha observado de forma inteligente, quienes dirigen este organismo que pretende aparecer como serio y creíble en las encuestas, a pesar de estar dirigido por representantes de los grandes grupos económicos, de los grandes empresarios, que por supuesto han aprendido a apostar al populismo, y ante el desgaste de Lavín y el voto negativo de éste, prefieren a Sebastián Piñera como representante de sus intereses.

Llega demasiado tarde la señal de Bachelet que no subirá los impuestos en el último "debate presidencial", que de debate tiene muy poco, pues salvo el carácter formalmente confrontacional del candidato de "Juntos podemos", la exposición controlada de los candidatos hace que "discutan indirectamente" respondiendo y confrontando mas bien a los periodistas que hacen las preguntas que a sus adversarios políticos. Así nadie sale herido y no se crea un "clima de enfrentamiento" al que este Chile posdictadura y postmoderno no está acostumbrado, para no revivir la verdadera represión física, verbal y psicológica con la que bombardeó sistemáticamente la dictadura a sus habitantes durante 17 años y de cuyo temor nace el rechazo a la crítica, la autocrítica y la discusión abierta.

Las alusiones al rol de gran empresario que detenta Piñera, carecen de acusaciones concretas, con datos que pudieran significar un cuestionamiento serio a este candidato que al igual que el resto dice defender a las pequeñas y medianas empresas que generan empleo, luego de haber dicho repetidamente que él y sus grandes empresas han generado 50 mil empleos en Chile. ¿No se pudo obtener información de si esto es verdad o mentira, de cuales son los salarios de esos trabajadores, de cuantos conflictos laborales han tenido?. Tampoco nadie entregó antecedentes sobre el conflicto con mapuches en su fundo en el sur del país y le bastó decir que estaba resuelto para dar vuelta la hoja.

Por otra parte, nadie ha dicho ni pío sobre lo que significa el Opus Dei y la "religiosidad" de este Lavín que teniendo incluso un familiar desaparecido fue un incondicional del pinochetismo. Ni una palabra sobre el hecho cierto que los delincuentes no sólo reciben armas de las FFAA en el contexto en que se mezclan el tráfico de armas, la droga, la corrupción institucional no sólo en la actualidad, sino que fueron entrenados en técnicas de inteligencia, aplicación de torturas y represión generalizada con uso sistemático de la violencia, en plena dictadura, donde fueron captados por los organismos de inteligencia de las distintas ramas castrenses y la DINA-CNI, para conformar su red de soplones y torturadores, de cuya vieja relación nace la delincuencia armada que denuncia hipócritamente Lavín, acusando a la concertación de su desarrollo.

Así las cosas, los llamados "poderes fácticos" están fuera de todo debate, de todo análisis y no se tocan ni con el pétalo de una rosa, no sólo por la concertación sino tampoco por la izquierda. Los Tratados de Libre Comercio que tanto enorgullecen al gobierno y a la oposición empresarial y que por supuesto no benefician ni a las pymes, ni al medio ambiente, ni a la necesaria protección contra patentes abusivas, el intercambio desigual, entre muchos aspectos trascendentes, tampoco se tocan con la seriedad necesaria, mostrando nuevamente que la "clase política" forma parte de esos poderes fácticos que deciden la vida de una nación sin preguntarle nada a nadie, sin informar siquiera, y sin acordarse para nada de la palabra democracia. Ellos son los que piden nuestro voto.