La mayoría de los que votamos y de los que no votan, sólo podemos tener claro, por quien no deberíamos votar, si no tenemos mala memoria, no adolecemos de estupidez, ignorancia, o no pertenecemos o representamos los intereses espúreos de quienes han demostrado en toda la historia de Chile, su deslealtad, irrespeto a los derechos, en primer lugar los humanos, y defienden la bandera pirata del gran capital, que ondea en la mayoría de los países del mundo.
Pero ya han habido muestras en otros pueblos, de que no son suficientes las lecciones de la historia para decidir en consecuencia, sino veamos para el lado, donde en Perú, un presidente corrupto fue reelegido a pesar de su mal gobierno, o en Argentina donde sólo se cambió faldas por pantalones. Sólo la Cenicienta Bolivia, tiene el primer presidente indígena que ha dado muestras de honestidad, esfuerzo, sacrificio y dignidad para ejercer un buen gobierno.
Y bastante más lejos, en la principal potencia imperialista del orbe, donde dos partidos representan exactamente lo mismo, y como dijera cuando triunfó Obama, "un negro en la Casa Blanca no hace verano", a riesgo de ser acusado de racista, cuando las expectativas en el mundo eran abrumadoras y hoy se horrorizan de que se le haya entregado el Premio Nóbel de la Paz, cuando es responsable más evidente de dos guerras y corresponsable de todas las demás.
En este Estado Terrorista y agresor, donde prevalece la pena de muerte, donde como se desmostró una vez más en Honduras, se propician y respaldan los golpes de Estado, se atropellan los derechos políticos, económicos, sociales, ambientales y culturales de la humanidad y tienen derecho de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, organización que ignoran cuando sus intereses así lo dictan, además se proclaman, sin cuestionamiento alguno, como la principal democracia y mejor ejemplo de ella en el mundo.
Y en este país llamado Chile, donde muchos proclamaron el término de la "transición" a la democracia, al conocerse la noticia del veredicto sobre el asesinato de un ex presidente, padre de uno de los candidatos, no hemos visto un pronunciamiento claro y vigoroso de indignación, de denuncia sobre esto hecho, en medio de la campaña electoral. Hay un sólo candidato que representa a ese crímen organizado, y ya se reunió con los militares ejecutores directos o indirectos para darles garantías de impunidad.
Resulta paradójico que un candidato rico plantee que su principal preocupación serán los pobres, que su gobierno será menos corrupto y más democrático, cuando aprovechó la dictadura más criminal y corrupta de nuestra historia para hacerse millonario, y que no haya habido una denuncia clara, con datos precisos sobre esta situación, por parte de los otros candidatos en la campaña.
Claramente Piñera representa la continuidad de la dictadura en medio de la transición, Frei la continiuidad de la Concertación, Arrate la continuidad de los sueños de una izquierda que lucha por reinsertarse, y Ominami la candidatura mediática y farandulera con un discurso vacío y demagógico, además de inconsecuente, pues sus críticas a los gobiernos concertacionistas "olvidan" que él y su padre son responsables con los demás de ellos, pues provienen de sus filas, y reviven la vieja imagen del "Cura de Catapilco".
Sólo Arrate ha mostrado una propuesta consecuente de unidad para derrotar a la derecha en la segunda vuelta, y Ominami ha mostrado su coincidencia con la derecha al restarse de la propuesta en una nueva muestra de soberbia, donde sus cañones han estado siempre apuntando al candidato de la Concertación.
Resulta también insólito, un hecho que se acepta como normal, que sean los militares que violaron la Constitución y las Leyes, y dieron un golpe de Estado en Chile, participaron en el crímen de dos de sus Comandantes en Jefe y un Presidente de la República, los garantes de los actos eleccionarios. Que todos los candidatos vayan a votar con sus mujeres, los que los inscribe en la expresión popular como "mamones". Que tengamos un Ministro del Interior, vinculado a negocios turbios, donde destaca la estafa popular de las "casas Copeva", por una de sus empresas.
Hasta hoy, no hay nada que permita superar "el mal menor" para enfrentar al mal mayor de que gane la derecha, el poder del dinero, en estas democracias de papel, donde Michelle Bachelet ha sido la mejor presidenta de esta etapa de transición hacia la democracia que nunca llega y donde a pesar de todo persiste la injusticia. La presidenta hubiera sido la mejor candidata, pero acortaron su mandato, con un período más breve que los anteriores y la imposibilidad de reelección.
La Concertación sigue siendo un pacto que aunque debilitado por las divisiones internas y el desgaste del poder en sucesivos gobiernos por 20 años, puede asegurar una segunda vuelta con alguna expectativa de derrotar al principal enemigo de la democracia, por lo que resulta más claro ejercer la unidad a la que llama Arrate antes de la segunda vuelta y dar una mayoría electoral a Frei en la primera, aunque éste no represente los valores e ideales más progresistas, pues como hijo de un presidente asesinado, cometió la injusticia de calificar con nota 4 al gobierno de Allende, presidente mártir, que sigue siendo el más respetado y querido por muchos chilenos y la opinión pública internacional, que valoraron y siguen valorando su consecuencia democrática.